Andando con Yagüe

Con su sincronicidad habitual, Yagüe apareció en casa cuando estaba sólo.

— Nos vamos al fútbol, te apetece?
— (cantando) "Qué bue-nosson-los curas del colegio,
qué buenosson que nos llevan dexcursión". Porque supongo que tienes unos papelitos que se llaman entradas que...
— Tengo que recoger un par de abonos a mi nombre.
— Que bien. A lo mejor son asientos en un palco VIP. Bien pensado, nadie tiene más derecho que Tu a que le llamen VIP.
— Son dos tribunas, más bien centraditas.
— Fenomenal. Me visto en un segundo y nos vamos.

Salimos a la calle y cogimos un taxi.

— Dile al taxista que vaya al Santiago Berbabeu

Cómo debe ser, Dios era del Real Madrid. Aunque hay que reconocerle un sentido muy ecuménico del fútbol. También tenía simpatías por el Atlético y un rincón de su corazoncito se reservaba para el Rayo Vallecano. Con respecto al resto del mundo, desconozco sus simpatías.
Llegamos al estadio y me pidió que recogiera un sobre a nombre del Sr. Yagüe en una de las taquillas cerca de la torre Norte. Habíamos llegado en el momento justo, se mascaba el ambientazo típico de antes de los partidos europeos no excesivamente importantes. Para mi gusto, es lo más bonito del fútbol. Hay expectación (generalmente basada en la confianza de que el Madrid puede meterle cinco a cualquiera) pero falta el dramatismo de los grandes derbis. Cómo el equipo contrario se componía de once amigos atenienses dirigidos por un irlandés borrachín, bajo el nombre de AEK Atenas, el escenario era ideal para una de esas tardes europeas típicas.

Nos sentamos en nuestros asientos, dispuestos a disfrutar de una tarde de fútbol perfecta. Como guinda del pastel, Yagüe sacó una bufanda modelo "semifinales Champions League Real Madrid - Bayern München". ¡Chúpate esa!

— Oye Dios, te veo muy preparado para la vida moderna. Con bufanda y todo, no te falta un detalle. ¿No será que hemos venido porque eres futbolero?
— Nada humano me es ajeno. El deporte en general me gusta, me parece una exaltación de lo mejor que tenéis. Pero no hemos venido por eso. En realidad es la primera vez que estoy en un campo de fútbol.
— Nadie lo diría
— Pues así es.

Seguimos disfrutando del ambiente. Los jugadores salían al campo de juego con la consabida fanfarria. Aplaudimos.

— Pero todavía no me has dicho el motivo exacto por el que hemos venido.
— Buff... He comprobado que de todas las actividades humanas no religiosas es en el fútbol donde se hacen más comparaciones y analogías con lo divino. A varios jugadores se les ha llamado "dios", y se habla de la "mano de dios" para referirse a una trampulla histórica. Me parece muy significativo, ya sabes la importancia que le doy a cómo decís las cosas.
Así que he querido ver de primera mano, que tiene este juego para generar tales connotaciones.

No daba crédito. No pude contener el comentario.

— Pos vas a flipar.

Me miró con cara de no entender nada.

— No en este momento, no. Gracias.

Estábamos viviendo el Real Madrid de los restos del naufragio de la Galaxia. Un presidente al que le cuadraba aquello de que "ni el podía llegar a más, ni el club a menos". Un director deportivo que había prolongado su antigua zorrería en el área y la había extendido a su nuevo cargo; y lo que era peor a sus modos de gestión. Un entrenador que había confirmado que las segundas partes nunca son buenas. Los jugadores se dividían mayormente en dos grupos: los que ya estaban quemados y los que todavían no habían sido capaces de prender. Bueno, no todos. Desde hacía unas pocas semanas se hablaba mucho de una joven promesa de la cantera, Manolín, que parecía destinado a heredar la púrpura de Butragueño y la corona de Raúl. Pero, claro, de momento sólo eran habladurías de la prensa.
Me daba cosa contarle todas estas pequeñas miserias a Yagüe. Cuando metía la pata la metía como un Dios.

— Lo que quiero decir, es que están jugando de pena. Si la tribuna les llama algo, lo más probable es que coreen "sinvergüenza" en vez de algún epíteto divino. No está el horno para bollos. Últimamente la galaxia ha pasado del “Big Bang” al “Big Crunch”.
— No, no, te aseguro que a la galaxia no le está pasando nada de particular.
— La “galaxia” es el Real Madrid lleno de estrellas del futbol mundial.
— ¿Ves? Otro simil que relaciona esta actividad humana con lo grandioso. Escucha esto: “El futbol es una religión en busca de un Dios”.
— ¡Bah! ¿Valdano? Como jugador, fetén; como intelectual es un cursi.
— No, un tal Vazquez Montalbán. Y es significativo porque ese señor era comunista.
— Y los comunistas...
— Aparte de que no resultan simpáticos, me niegan sistemáticamente. Por eso me choca más la frase.
— No se que decirte, Yagüe. Puede ser una forma de hablar, pero más allá de indicar la afición que la gente le tiene a este deporte-espectaculo, no creo que signifique mucho.
— Ya, y a los estadios de los otros deportes también se les llama catedrales.
— Pues no, pero lo de llamar catedral a “San Mamés” me parece una típica exageración vascuence. Desde luego, el personal no acude en estado de recogimiento trascendente. En todo caso, los trances son etílicos.
— Pobrecillo, nació en la carcel porque sus padres eran cristianos, y luego lo echaron a los leones.
— ¿Vazquez Montalban? Pues no tenía ni idea.
— San Mamés. Atontao.
— Martir por tu causa. Supongo que tendrá un asiento de primera en el cielo. Casi tan bueno como estas tribunas.
— Ya hablaremos de eso otro día. Volviendo al fútbol, también se habla de “comunión mística” entre la afición y el equipo, cada domingo. Cada domingo, ojo. ¿Y de quién es el domingo, el dies Domini?
— Tuyo, Yagüe, tuyo. Supongo.

Se me quedó mirando fijo con esos ojos suyos, que a veces daban un poco de miedo. Yo no acababa de ver claro el tema, pero sobre todo es que abajo en el campo, la “comunión mística” estaba a punto de empezar. Asi pues, intenté cortar por lo sano.

— Acabaramos. A Ti lo que te mosquea es la competencia.
— A ti, lo que te mosquea es que va a empezar el partido. Tranquilo que me callo, yo tambien quiero verlo.

Respiré al ver que Yagüe se lo tomaba con tanta deportividad. La influencia del ambiente, supongo.